martes, 6 de septiembre de 2022

CONFESIONES DE UN ESPELEÓLOGO. POR GUSTAVO CAVALLO

 

En el grupo que participé, y que Julio Goyen Aguado(1) lideraba y formó, él supo juntar en el CAE (Centro Argentino de Espeleología)(2),  una cantidad de excelentes  profesionales y técnicos con experiencias científicas en ciencias que él aplicó para beneficio del trabajo espeleológico. También nos influyó con sus experiencias e incentivó, como buen empresario que era. Su perfil carismático operó de muy diversas formas en cada quien que fue participando del Centro.

Allí, luego de conocernos y compartir aprendizajes nuevos, cada uno adquirió variados intereses y, en forma natural, fueron tomando todos caminos hacia lugares elegidos. Nuevas experiencias, nuevos aprendizajes.

Ocurrió algo que en pocos lugares sucede: la sorpresa ante el descubrimiento del encuentro con las cavernas, dando lugar a complejos y simples encuentros consigo mismo. Muchos notables y originales caminos nunca antes transitados.

  El vasco era una persona carismática y con un poder de vinculación dentro de la sociedad porteña muy bien posicionada. Sus amigos provenían de todos los órdenes de la cultura y la sociedad en general. 

Julio Goyén Aguado y Gustavo Cavallo en Capilla del Monte, Córdoba. (foto archivo G. Cavallo)


    Para la diversidad de personajes que conformaban el CAE, esto daba una plataforma para desarrollarse en cada especialidad o profesión que las expediciones propuestas hicieran falta. El aporte voluntario de cada trabajo espeleologico, logístico, etc.,  daba un valor al compañerismo y la unión del grupo. Así me tocó observar que cada uno fue adquiriendo a través de los años una característica personal volcada al desarrollo de valores interiores. 

El vasco poseía una paleta de personajes vinculados a diversas culturas espirituales y las cuales las compartía y motivaba al acercamiento a cada una de ellas. Él en si mismo mostraba una inusual inquietud por diversas culturas y misterios de la antigüedad. Poco a poco cada uno fue conociendolas.

  Esto llevo a que algunos siempre dudarán de las experiencias contadas por el vasco, y otros continuaran investigandolas. En el caso específico del grupo creado para ir a Perú, con Ernesto Cabrejo(3), a cuyo viaje no fui, pero sí participe de todo lo relacionado con él, salvo a las reuniones secretas con Cabrejo. Él los preparó para que espiritualmente tuviesen algún conocimiento de los miles que Don Ernesto sabía. Julio preparó el entrenamiento físico-logístico . Todos participamos de esos entrenamientos. Ellos partieron con muchas dudas y espectativas, sabiendo que luego en el lugar les serían revelados algunos secretos allí ocultos. Más tarde, al regresar el grupo, supe que las cosas no habían resuelto las espectativas de nadie. Incluso que hubo un requerimiento, el cual Julio no quiso cumplir en el lugar; algo relacionado con una ceremonia para acceder a otra etapa. Al parecer esto frustró toda siguiente evolución en un sentido más profundo. Ocurrió en Marcahuasi. 

 

Ernesto Cabrejo (cortesía familia Cabrejo)

 Luego de esto, el grupo siguió funcionando en  torno a las cuestiones espeleológicas. Para mí hubo un viaje que sí me reveló esas cuestiones misteriosas que conocía Cabrejo. Yo continué con varias líneas de aprendizaje, visitándolo durante un año a su casa, recibiendo mucha información y hablando de diversos temas misteriosos e interesantes que solo él sabía. Así fue hasta que él decidió ir a visitar al "Taitita" Escudero, "el Gigante" .  Ese ser antediluviano y de una vida longeva, vivía cerca de ocho siglos, o más. Este ser es un ser que solo podían contactar elegidos. El ser durante algunos siglos, posteriores al cataclismo, según me contará Cabrejo, había vivido en condiciones salvajes, comiendo humanos. Esto ocurrió hasta que fue reeducado y acondicionado por otros seres superiores que le dieron una tarea especial. Él era un entrenador de algunos humanos, que podrían entender y captar cuál era el orden Universal. Antes, el gigante, no podía acercarse a los seres humanos ya que las emanaciones glandulares de estos despertaban su apetito voráz. Aparentemente este vivía en la selva, en lugares intraterrenos. A veces también se aparecía en lugares públicos. Poseía poderes telepáticos y de bilocacion. Podía ver a increíbles distancias, miles de kilómetros, hechos o sucesos que ocurrían en otros lugares. Al regresar Ernesto de su viaje,  ya sabía le quedaban unos pocos meses de vida. Así lo supe luego por los dichos de Edith, su esposa,  quien siempre lo acompañó, cuando lo visité, en su departamento de Once, en Capital Federal.

 

 Por eso es que quizás el grupo de viajeros que acompañaran a Ernesto a Perú, no volvieron a visitarlo ni a interactuar con sus conocimientos. 

 Ricardo Barroca era un asiduo visitante del Centro, pero no participaba regularmente de las expediciones; si visitó algunas veces, pocas, a Ernesto.

  Fui un testigo periférico del malogrado viaje de investigación de los misterios de Perú, pero si vi esos detalles que dieron una sintomatología que muchos años más tarde, darían una perspectiva distinta del resto de esos participantes. Ellos, eran varios, profesionales de distintas disciplinas, personas correctas, buenas, de buen corazón. Tenían muchas espectativas y eran muy cerebrales.

 A los fines prácticos de Cabrejo quizás demasiado cerebrales, muy cientificistas.

G. Cavallo, J. Goyén Aguado y el Dr Muller en Machu Pichu, Perú (archivo G. Cavallo)
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 Pasados unos 35 años volví a reencontrarme con ellos. Cuando nos conocimos vi que algunos habían iniciado caminos de autoconocimiento como Milillo Peletier, quien junto a Pisano, concurrirán a la escuela de Mashelajovic de estudios de Gurdgieff o el contador Eduardo Vigo, quien estudió profundamente al Swami Vijoiananda, a través de su discípulo el Sr Esteban Morgado; este fue también compañero de Julio, en su etapa de devoción por el culto de la Rama Krishna Misión de Gaspar Campos, en Bella Vista. También visité y me instrui con él, incluso viajando a El Bolsón, dónde  residió hasta su muerte Don Morgado.

Esto ocurrió en la década del ‘80. A fines de esa década emigré al interior del país poniendo 1600 km de este pasado de misterios expediciones y aventuras. 

En 2016 regresé a Bs. As., y, un tiempo después, volví a verlos, reuniéndonos a cenar en El Obrero (bodegón de la ciudad de La Boca).

  Aún tenía fresco los hechos que dieran sentido a muchos interrogantes de mí juventud. Cuando comencé a investigarlos, solo quería encontrar un ciudad subterránea e irme a vivir allí y no regresar nunca. A través de las experiencias pude capitalizar muchas enseñanzas y aprendizajes que me hicieron comprender lo importante del conocimiento interno que había en mí. Lo importante que fue para muchos estás experiencias en diversos sentidos. Mí visión de los hechos como testigo de los fenomenos descriptos por Cabrejo, me dieron pautas suficientes para creer en él y sus relatos.

  En mí primer viaje comprobé la existencia en Perú de un ser de los denominados Uros, el cual Julio nos llevó a encontrar por indicaciones de Ernesto. Fue allí que mí mente hizo un "inside";  también visité el museo Larco Herrera, viendo un mundo totalmente distinto del narrado por la historia colonial.

 

Museo Larco Herrera (Lima, Perú). Foto G. Cavallo

  Pude comprobar que hace 800 o más años, existían los encuentros multiculturales entre chinos, egipcios, americanos y peruanos-incas. También Dick Edgard Ibarra Grasso(4), nos  había enseñado arqueología y sus explicaciones completaron por derribar la conceptualización clásica.

  Cuando nos juntamos con el antiguo grupo del CAE, fue un viaje al futuro, en un instante todo aquello que conocí, viví y mis experiencias, eran historia. El vasco había fallecido unos años atrás. Todo y todos eran diferentes, algunos habían fallecido, otros con alzheimer; algunas ausencias dejaban las historias truncas. Los sobrevivientes del grupo del Perú, del viaje en busca de los misterios, hablaban de eso como algo poco interesante, o una aventura turística, otros, creían que el vasco estaba un poco loco, y que solo habían participado por los viajes. Evidentemente sus puestos de importancia empresarial ya habían tapado esas experiencias extrañas de la juventud. No habían continuado buscando resolver ninguno de los tantos misterios que había planteado el Vasco.Todo era como una ilusión fantástica que solo fuera vivida en un instante por mí. Ya no había así nadie que contara estás o aquellas experiencias y las mías aunque pobres, eran auténticas, veraces, pese a las de mis ex compañeros aferrados a sus presentes. Luego de la cena me fui como quien volvió a una dimensión equivocada, un tiempo donde en las mentes de algunos, las cosas dejaron de ser las compartidas.

Gustavo Cavallo con miembros del CAE en una expedición a la Caverna de Las Brujas (Mendoza). Archivo G. Cavallo

Pablo Basterrechea en companía de Gustavo Cavallo


(1) Espeleólogo de origen vasco, conocido por su relación con el misterio de las cavernas de los Tayos y por ser pionero en la espeleologia argentina, amén de muchas investigaciones dentro de lo que se consideraba Realismo Fantástico.

 (2) Con sede en un primer piso de Avenida de Mayo al 600, Buenos Aires (Capital Federal).

 (3) Peruano, desciente de estirpe Amauta, con profundos conocimientos de la historia y culturas latinoamericanas.

(4) Prestigioso antropólogo argentino, conocido por su teoría de "difucionismo"

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