lunes, 19 de octubre de 2020

Cuentos verídicos extrasensoriales (Dixit Guillermo Terrera)

Enero 2020. 
 "Dos meses antes de ir a Córdoba empecé a conectar de una manera más sensible, más intensa con la región a la cual iba a ir en Enero de este año. Me refiero a irme a dormir, cerrar los ojos y visualizar momentos y situaciones en diferentes lugares de ese territorio, Valle de Punilla. De entrada lo tomaba como un sueño pero a medida que se acercaba Enero, las fiestas de fin de año, era cada vez más sensible, más intenso. Me acuerdo de llegar a allá con dolor en una rodilla, ir a ver a un osteópata, que me esperaba, uno muy especial, un contactado; me esperó en su consultorio un Domingo. Me pasó energía, me trabajó y me derivó a una médica abocada a la medicina aborigen, clínica médica, con su titulo de medica profesional.. Cuando la voy a ver (es llamativo porque la va a ver mucha gente y yo fui sin turno) con el osteópata, la médica abrió la puerta y no había gente, las personas que tendrían que haber ido no fueron (turnos de hora y media o dos horas que fueron cancelados). Me hizo pasar, la  mirada fija en mi, suave, tierna, una mirada metafísica. Le cuento que venía con acidez, dolores, etc.; me responde que me llegó el momento de cambiar el chip, de hecho me lo pregunta; 'Sí', le digo. Me pone unas ventosas en la espalda. Regresa a los veinte minutos y ve que tengo redondeles color violeta y me dice que ese es el grado máximo de toxicidad en la sangre, que tenía que ser un color más suave, y que, haciendo un cambio, dejando harinas, quesos, lácteos, eso se iba a limpiar solo. Después me hace craneopuntura, clavándome agujitas a los costados de todo mi cráneo, y ahí sí sentí como la activación de algo. Luego me fui de allí, raro, limpio, algo se había equilibrado dentro mio; sentí que entré en una nueva etapa y, estando en la cabaña por la tarde con dos amigos, me voy a acostar a escuchar música, cierro los ojos y siento una voz telepática, hermosa, que habló muy poco y me dijo que si yo lo sentía, era el momento para ir hoy a la noche a Cuchi Corral, que ya estaba todo preparado para que vaya... Llamo a mis amigos, les cuento, y ambos quisieron acompañarme. Salimos a la tardecita; llamativamente siempre vamos escuchando música, charlando, pero esta vez fuimos con una paz intensa en nuestros pechos y en silencio, sin ganas de encender nada. Fue un viaje hermoso. En un tramo de tierra, de campo, cosas raras: desde que se nos cruzara una liebre saltando como en cámara lenta, lechuzas paradas a distancia de tres metros en el medio del camino, de ver de repente una cría de jabalí doblando en una curva entre los pajonales pero mirándanos; como que estaba el lugar esperándonos. Llegamos al sitio de poder.; bajo un cuenco de cristal y me acerco a una parte del lugar que da a un barranco donde hay una piedra muy especial; me siento a tres metros de la piedra, ubico el  cuenco (en realidad el cuenco se ubica solo con la  Pachamamac), me lo pongo a tocar "pidiendo"; mis amigos a los costados, mirando hacia el mismo lugar que yo, conectados con el cielo

En un momento, dejo sonar el cuenco, hasta que se queda en silencio y me voy hacia la piedra, leo unos mantras de apertura, de protección y uno de encuentro. Uno de mis amigos, me cuenta, que me había grabado cuando yo estaba parado en esa piedra mirando un punto en el universo y con las manos abiertas en posición de recibir.



Cuando mi amigo me va a mostrar el video, este ya no estaba, y no había sido eliminado por él. Voy a tocar nuevamente el cuenco para que genere lo que tenga que hacer. Toco de nuevo y voy otra vez a la piedra, abro mis brazos con las palmas hacia adelante y empiezo a hablar, a agradecer a "ellos" y en un momento empiezan a aparecer luces a cincuenta metros de distancia una de cada una, tres en un lado, tres en el otro y todas apuntando al lugar nuestro; les digo en voz alta, que si tienen que venir para acá que vengan; enseguida empiezan a venir hacia nosotros, despacio, hasta que llegan a menos de dos cuadras.





Uno de mis amigos me dice: 'tengo miedo', y en ese instante las luces que se dirigían hacia nosotros a baja altura, se detuvieron en el acto, suspendidas todas juntas a la vez, como sincronizadas y conectadas con nosotros. El otro de mis amigos le dice al temeroso que las deje venir, que las quiere conocer y contactar; entonces las luces nuevamente, se desplazan, a lo que la misma persona que sintió miedo dice: 'no, no estoy preparado todavía para esto'... las luces otra vez se detuvieron... Hice el cierre de la ceremonia con agradecimientos por entender lo que estaba sucediendo.

Según el amigo, no había niebla y la foto capta algún tipo de energía que se produjo en el momento


Nos fuimos, subimos al auto en esta zona desierta y apenas uno de mis amigos bajó la ventanilla, de la nada empezamos a oler un aroma a geranios (cuando aparece, según investigué, perfume de esta plantas, estás en presencia de "ellos") Pongo el auto en marcha y les digo que en el viaje de regreso si alguno quiere compartir algo, que lo haga; al hacer aproximadamente cincuenta metros, uno de mis compañeros me dice que detenga el auto que tiene que compartirme algo; me dice que había visto en un momento de la noche, hacia arriba, a una altura de casi dos metros, una especie de lápiz, mitad verde mitad azul, que hizo un zigzagueo y desapareció, y cuando las luces se dirigían hacia nosotros, también había visto una luz roja, como de patrullero policial, que alumbró a mis dos amigos.Al preguntarle a mi amigo cómo se sintió en ese momento, respondió que muy bien, que lloró, que fue como si hubiese sido "limpiado", con una paz increíble. Mi compañero añadió algo que sucedió y por lo cual insistió también en para el auto: 'me está llamando poderosamente la atención el brillo en tu cabeza (yo soy calvo) y te puse los dedos, vos no te diste cuenta, y sentí como que los pasé para adentro'. Entonces yo hice lo mismo con una de mis manos llevando los dedos hacia el centro de mi cabeza, sintiendo un calor muy importante en esa zona y mis dedos la traspasaron hasta la primer falange, así literalmente. Fue un momento fuerte pero de paz y alegría.


 Estas personas me dijeron que empezaron a recibir mensajes, en uno me vieron con mi futura compañera, que ya estaba elegida, pero la estaban preparando para mi y que a mi también para ella.

 Otra cosa llamativa: fuimos a comer a San Marcos Sierras y tardamos como dos horas y cuando vimos el reloj era mucho menos, sentimos la sensación de estar desfasados con el tiempo. Estaba todo apagado, había un local abierto, nos sentamos, se acerca un niño de rasgos aborigen, nos  atiende y nos trae la comida; comimos muy bien, sobrando comida; nos cruzamos a la plaza del lugar, no había nadie y uno de mis amigos quería tomar una foto al monumento de un cacique llamado Tulian, cuando nos percatamos de que estaba un muchacho de unos veinte años allí, el cual nos pidió disculpas diciéndonos que se encontraba ahí porque hacía frió y que lo tenían que venir a buscar y la a persona que tenía que hacerlo se le había roto la camioneta y entonces tenía que esperar. Le preguntamos si había comido, a su negativo le ofrecimos la comida que nos había sobrado, a lo cual el nos dijo: 'de qué cuento salieron'; todos nos emocionamos, nos abrazamos y ya nos quedó claro que era algo más causal... cuando veníamos de un momento único, increíble.

 Esa noche dormimos con una paz..." 

(Este amigo prefiere mantenerse anónimo por cuestiones personales)

Ilustraciones joel Crocsel