El siguiente artículo pertenece al boletín Ancient Skies (Volume 22, Number 5, November-December, 1995)
A pesar de que Cuba no es un país que destaca por su importancia arqueológica, tiene algunas cosas que vale la pena considerar. El Diccionario Geográfico, Estadístico, Histórico de la Isla (Vol.1, p 131 - 1863) describe cuevas cristalizadas con amplias paredes (esmaltadas) que muestran huellas de una cultura aborigen. En referencia a la cueva de la Sierra del Frijol, en el territorio de la Hacienda Pueblo Viejo, MAISI, el Diccionario registra la existencia de un asentamiento habitado por pueblos que no vivían en las cabañas donde los indios (así fueron llamados) vivían cuando los españoles tomaron posesión de la isla. Los cimientos de una pared rectangular enorme (820 pies x 26 pies) prueban los conocimientos de un tipo de arquitectura más avanzada que solo chozas rústicas. Además, basándose en el hallazgo de restos de huesos colosales de extrañas formas, muchos creen que estas ruinas eran de un templo en el que se llevaron a cabo diversos tipos de sacrificios a sus ídolos.
A la luz de estos hechos, pregunto: ¿Existieron realmente gigantes? ¿existieron en Cuba? Hace años, al estudiar este tema con la ayuda de un globo terráqueo, llegué a la conclusión de que, a excepción de las regiones norte y sur más extremas, han salido a la superficie, en diversos grados, restos de seres enormes en todo el mundo: desde Texas hasta la isla de Pascua, desde Europa central hasta África central, de la antigua Unión Soviética a Java y Ceilán. ¿Fueron los Atlantes que encontraron seguridad en otras tierras cuando su continente fue destruido por cataclismos?¿O tal vez extraterrestres que habitaban el planeta Tierra en tiempos remotos y luego desaparecieron repentinamente cuando regresaron a su planeta de origen? El hecho es que, bajo diversas denominaciones, emergen en los escritos de muchos países, con su arte, cultura y tradiciones. Los conocemos como los Atlantes, Vikingos, Guanches, Titanes, Colosos y otros nombres. Probablemente fueron los constructores de las numerosas obras megalíticas que nos llenan de asombro. Por su parte, Cuba tiene, bajo tierra, su más antiguo y más grande "museo", creado y dejado allí por el hombre primitivo en las paredes de sus cuevas. Los aborígenes creían que sus cuevas estaban dotadas de poderes vivos y las consideraban sagradas. En las cuevas de Pichardo, en Sierra de Cubitas, hay varios pictogramas antropomórficos de los "orejones" (grandes orejas). Ver las figuras 1 y 2. Uno de ellos, conocido como "Bayamanaco", representa el espíritu del fuego y los relámpagos. Es personalizado como un extraterrestre con una placa en la parte superior de su cabeza para recibir ofrendas.
El abuelo de todos los seres humanos, la imagen de Bayamanaco, se asemeja a las estatuas Dogu del antiguo Japón (6.000 años). Otras obras pictóricas y talladas que representan "orejones", se encuentran también en la Isla de Pascua en el océano Pacífico, en la América precolombina y en la antigua India. Esto es la sorprendente evidencia de una conexión en todo el mundo que une a regiones diferentes y distantes con tradiciones similares.
Otra cueva importante en Cuba es la de Punta del Este, en la Isla de Pinos. Allí encontramos el mejor ejemplo del arte en la roca del país. En una gran sala (85 pies x 75 pies), en la galería principal, hay 213 pictogramas. El motivo central está compuesto por 56 círculos concéntricos, 28 de color negro (noches) y 28 rojos (días); una flecha roja que señala al Este (90º) en la primavera y el equinoccio de otoño; y una corta serie de círculos concéntricos que, según el académico cubano, Fernando Ortiz, podría simbolizar el cálculo del mes lunar, concebido por sus creadores. Es interesante observar que los babilonios tenían el mismo concepto.
El arqueólogo cubano Antonio Núñez Jiménez, cree que la cueva de Punta del Este es un observatorio de "constelaciones siderales" a causa de su ubicación geográfica. Su amplia entrada, mirando hacia el Este, y otras interesantes características naturales, hacen de esta cueva un excelente observatorio natural, ya que permite seguir la aparición del Sol en el horizonte desde el centro de la bóveda subterránea. Cualquiera que quiera alojarse en la cueva durante varios días, puede ver los primeros rayos del amanecer en una majestuosa caída, en los diferentes rincones de la cueva, en distintas épocas del año. El techo de la cueva está atravesado por siete claraboyas cilíndricas a través de las cuales pasan los rayos del Sol y la Luna. Pocos días después del solsticio de verano (22 de junio) un observador de pie bajo la claraboya central, puede ver en el gran arco de entrada de la cueva, la aparición del disco solar sobre el horizonte en un azimut aproximado de 66 grados (Este-Noreste ) y luego ver los rayos del sol caer sobre el arco norte de la entrada de la cueva, iluminando lateralmente y centrarse en los principales pictogramas. Por la noche las claraboyas ofrecen una vista de muchas estrellas y, ocasionalmente, de la Luna y el planeta Júpiter.
Uno de los pictogramas más importantes de la cueva es el que está dibujado en negro, que, en perfecta armonía lineal, representa una figura compleja de reptil, que se asemeja a la serpiente de anteojos o cobra de Asia. Dichos animales son inexistentes en Cuba. ¿Quién hizo los pictogramas en las paredes de la cueva de Punta del Este? ¿Quiénes, hace miles de años, idearon el observatorio celeste y representaron en las paredes de la cueva las fases de la Luna? ¿Es que simplemente representan las fuerzas imponderables del Sistema Solar, que intrigaron al hombre aborigen? O, ¿podrían representar la presencia de seres extraterrestres en la Tierra? ¿O es que los mayas, que alcanzaron el pináculo de la ciencia astronómica, se aventuraron en aguas cubanas? Considero a los aborígenes cubanos incapaces de producir tales obras inteligentes. Espero que algún día, estas preguntas sean contestadas.
*La señora Fraga, traductora de Inglés, se graduó en economía y también estudió Teosofía. Durante los últimos años ha estudiado los enigmas del universo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario