Continuando con la obra del esoterísta peruano Daniel Ruzo (1900-1991), y gracias a la colaboración invaluable del rastreador de viejos archivos Javier Stagnaro, desempolvamos una muy interesante entrevista publicada por la revista Panorama, año XIV, n°8, Enero 1977.
Nacido en
Lima, Daniel Ruzo es, a los 75 años, el mayor especialista mundial en
Nostradamus. Vinculado a la revista Planeta Ruzo recorrió el mundo en busca de
las huellas de una humanidad desaparecida hace 40 mil años. "A mi juicio
—dice, refiriéndose a los textos de Nostradamus— estamos frente al documento
profético más formidable en relación con la catástrofe apocalíptica que nos
espera".
Daniel Ruzo
definitivamente no es de esta época. Pertenece a una corriente que casi
desapareció en el siglo XIX -el esoterismo como ciencia- y cuyas figuras
contemporáneas son tan escasas que se pueden contar con los dedos. Ruzo es un
sabio esotérico, un investigador ocultista con una erudición sobre los llamados
"conocimientos tradicionales" suficiente para aterrar a los lectores
ávidos de escritura charlatanesca. Sin embargo, su obra múltiple, acumulada y
enriquecida a lo largo de cincuenta años de investigación, ofrece un aspecto apasionante
para el lector común y corriente. Al igual que los ocultistas del siglo XIX que
se lanzaron en pos de la Atlántida y de otras civilizaciones míticas, Daniel
Ruzo ha buscado durante toda su vida las huellas de una humanidad desaparecida
hace más de 40.000 años. Armado con un formidable equipo fotográfico ha
viajado por todo el mundo documentando sus hallazgos en una forma que
envidiarían los viejos cabalistas. A los 75 años, es el principal especialista
en Nostradamus. Propietario de la más completa colección de libros que haya en
el mundo sobre el profeta provenzal, también es una autoridad en lo que él
llama protohistoria, y ha descubierto
importantes
esculturas en diversos países. Nació en Lima, Perú, en 1900; desde 1957 se ha
dedicado a la conclusión y publicación de los estudios e investigaciones que
realizó toda su vida sobre profecía, protohistoria, simbolismo, religiones
comparadas, cronología, criptografía y mitología. Durante más de cincuenta años
reunió una impresionante biblioteca de ciencias ocultas, especializada en
profecía y particularmente en Nostradamus, que le ha permitido estudiar las
fuentes más fidedignas de la literatura esotérica. También durante toda su vida
ha sido un arqueólogo sui generis que desafía a la ciencia oficial. Actualmente
Daniel Ruzo es un escritor de éxito. Tras su primer libro, Los últimos días del
Apocalipsis (1970), publicado en México, Paras y Río de Janeiro, La
historia fantástica de un descubrimiento (1975) se está convirtiendo en uno de
los primeros bestsellers esotéricos de autor latinoamericano. Hace apenas dos
meses apareció en España su nuevo libro, El testamento auténtico de
Nostradamus. un impresionante estudio sobre el profeta basado en documentos que
nadie había usado jamás. Ruzo ha descubierto la clave indispensable para
descifrar la obra completa
de Nostradamus en un texto olvidado por todos sus intérpretes: el testamento
del profeta. El texto está destinado a conmocionar a especialistas y público
en general.
Se dice que usted posee la colección más completa de Nostradamus
jamás reunida. ¿Cómo fue que formó esta colección y cuál es. aproximadamente,
su valor?
Durante 19 años yo estudié a Nostradamus en obras y ediciones
corrientes, españolas y francesas. Pero, después de tanto tiempo, comprendí
que sin una documentación más especializada no podría darme cuenta de lo que en
realidad dijo Nostradamus. Fue por eso que en el año 46, aprovechando el fin de
la guerra, fui a Europa y empecé a comprarme todo lo que encontré sobre el
profeta. Me puse en contacto con los grandes libreros que venden piezas
antiguas, principalmente en París, y así fui formando una biblioteca que hoy
es una cosa muy notable, imposible de rehacer. Tengo ejemplares únicos que ni
las grandes bibliotecas oficiales poseen. La tengo guardada en una caja de seguridad
en Nueva York y calculo que allá cuesta, en estos momentos, alrededor de medio
millón de dólares.
Para el público que lo conoce como autor esotérico, su
nombre está ligado muy estrechamente al famoso "El retorno de los
brujos" de Louis Pauwels y Jacques Bergier. donde usted aparece citado en
relación a sus investigaciones sobre la cultura Masma. ¿Qué lazos lo unen con
estos autores y qué opina de su obra?
Bueno, mi relación con Bergier,
principalmente, ha sido muy antigua. muy anterior a la aparición de su libro y
de la revista Planéte. Lo considero un tipo excepcional y he llevado con él una
gran amistad. Una vez por año lo veía en París. Nuestra relación ha sido
fundamentalmente amistosa. Respecto a la obra que llevó a cabo con Pauwels, primero
con la publicación de El retorno de los brujos y después con Planéte, pienso
que alcanzó gran difusión porque mostró al público un nuevo e importante
enfoque intelectual. Fue el principio de todo este movimiento publicitario,
que crece cada día, alrededor de las cosas que están al margen de la ciencia,
como el ocultismo y la mística. Ellos lanzaron a muchos desconocidos que
estábamos en el límite de la ciencia, cada uno en su especialidad. Antes de
que apareciera su obra nos ignoraban por completo; después una buena parte del
público empezó a escuchar lo que decíamos. Esta es para mí la importancia
capital de la obra de Pauwels y Bergier.
En este
sentido. usted. junto con los otros autores que lanzó "El retorno de los
brujos", sería
un disidente,
un "fuera de la ley" a los ojos de la ciencia oficial. ¿No le
incomoda esta situación?
¡Por supuesto que no! Vea usted, ¿por qué somos tantos
los que estamos al margen de la ciencia, los que llevamos nuestros estudios más
allá de sus límites? Somos muchos porque la ciencia no nos ofrece respuestas
satisfactorias a ciertas cuestiones fundamentales. Nosotros, defraudados por
la ciencia dogmática y autoritaria, buscamos esas respuestas con métodos muy
distintos a los suyos. ¿Nunca intentó que sus estudios fueran financiados por
una universidad o alguna otra institución oficial, como sucede normalmente con
los investigadores?
Volvemos sobre lo mismo. Usted comprende que ninguna
universidad le va a dar dinero a un individuo para que haga y piense como yo.
No es posible. Soy antiuniversitario, los universitarios aprenden por detrás,
con las posaderas, sobando las bancas en que se sientan a escuchar a sus
maestros. Después se limitarán a repetir lo que les dijeron. ¡Y hay que ver las
mentiras que sostienen, por ejemplo, los historiadores de las religiones! ¡Hay
que ver cómo estudian el simbolismo religioso, los mamotretos que hacen!
Ninguno trasciende la línea fijada por la universidad. Si pasa esa línea ya
no es universitario y entonces no le pagan, no le dan cátedras, no le dan nada.
¡Qué van a atreverse a pasar la línea!
Respecto a su
vida de viajero, ¿qué impresiones le han quedado?
Cuando tomo una ruta
cualquiera, ya sea de Europa o de América, me pongo a pensar cuántas veces la
he recorrido en el pasado. ¿20? ¿30? No lo sé, he perdido la cuenta. Ahora con
los aviones los viajes resultan maravillosos, los hace uno dentro de sí mismo.
No hay paisaje que nos distraiga. Se necesita ser turista -animal fabricado por
la propaganda- para creer que el fin de un viaje es distraerse, divertirse. El
antiguo viajero todavía encontraba algo interesante en el paisaje, y eso
porque no existía el cine. Actualmente cualquier película supera a un viaje, es
más divertida, más intensa. Para mí, los viajes han sido siempre un medio,
nunca un fin. Además de mis viajes como explorador por 5 continentes, he
viajado para vivir en distintas ciudades. He residido en París, Buenos Aires.
Río de Janeiro, Lima, Caracas, y ahora Cuernavaca.
¿Cómo llegó a
interesarse en Nostradamus?
En el año 27 leí un libro que me había enviado de
París un amigo que era cónsul. Se trataba de uno de los libros más interesantes
que se han escrito sobre Nostradamus. Su autor era Piobb. Entonces
empecé a estudiarlo. Pero como dije, no fue sino hasta 1946 que comencé a
reunir la documentación necesaria para un estudio profundo de tan difícil
profeta. A cada paso de mi investigación fui comprendiendo que él había tenido
acceso a información muy antigua, lo suficiente como para que se le pueda
considerar. en astronomía, muy por encima de sus contemporáneos. Eso lo tengo
absolutamente probado. Nostradamus murió en 1566, y en 1634 han condenado a
Galileo por cosas menos importantes que las que él dijo. Copérnico admite que
publiquen su obra en 1540, dedicándosela al Papa para que lo libre de la
calumnia; es protegido de cardenales y goza de gran prestigio ante la Iglesia
Católica, pero a pesar de eso se encuentra atemorizado, porque su obra sostiene
que es la Tierra la que gira alrededor del Sol, y que no está inmóvil viendo
correr en el cielo a todos los astros. Su obra, corno la de Nostradamus, se
basa en las revoluciones de la Tierra, y de todas las estrellas. Por temor, la
publica diciendo que ni siquiera es verdadera, pidiendo que tampoco la
consideren verosímil, sino simplemente como una hipótesis. Le tenía miedo a la
Inquisición. Ahora bien, 50 años antes Nostradamus había llegado a las mismas
conclusiones que Copérnico; pero las expresó en forma oculta, criptográfica.
Su familia era de conversos y por eso Nostradamus conocía muy bien la amenaza
que representaba la Inquisición. Tenía que preservar su obra. Como era maestro
de filología inventó una embrollada escritura que se puede interpretar de dos
maneras.
¿Podría
decirse que el cumplimiento de las predicciones de los profetas es la prueba de
que existe otra realidad distinta a la nuestra?
El día que comprobamos que una
profecía se cumple indiscutiblemente, ese día sabemos que el hombre puede
llegar a unirse con el "más allá", ese "más allá" que por
otro lado las matemáticas y la física de este siglo nos ayudan a aceptar. Los
científicos, a pesar de todo su racionalismo, han empezado a abrigar una
íntima creencia en esa otra realidad, aunque para ello tengan que hablar de
"mundos paralelos" y "antimateria". A través de la
posibilidad profética el "más allá" vive en nosotros, la profecía nos
hace recordar nuestro insignificante presente y nuestro verdadero destino. He
aquí el valor inmenso que tienen los profetas para la humanidad.
En relación a
las profecías de Nostradamus hay algo que intriga particularmente: su función.
¿Qué buscaba Nostradamus al predecir. por ejemplo. acontecimientos importantes
de la historia de Francia? ¿Trataba acaso de prevenir a los
actores de esos acontecimientos para que pudieran intervenir en ellos?
No. La
profecía realmente no se puede utilizar, no tiene aplicación práctica. Los
hombre viven los sucesos históricos y sólo después se dan cuenta que estaban
profetizados. El conocimiento de la profecía nunca es previo, siempre viene
después de su cumplimiento. Las profecías no son manifestadas para que podamos
intervenir en el destino. Por el contrario, se puede tener la seguridad de que
no van a poder cambiar nada. Nostradamus predice la historia de Francia y se
ocupa detalladamente de los personajes y de los acontecimientos futuros con el
único fin de interesar la curiosidad humana. A mi modo de ver esta es una idea
de capital importancia sobre la obra de Nostradamus. Es la idea de que toda su
obra no ha sido para profetizar, sino únicamente para mantener vivo el
interés sobre sus escritos, para que llegara ese interés hasta nuestra época.
Acicateando la curiosidad humana -nuestro deseo irrealizable de conocer el
porvenir para escapar al destino-, Nostradamus ha logrado que su obra
profética y la maquinaria criptográfica que encierra lleguen hasta nosotros
casi intactas; de sus 1085 cuartetas se han perdido solamente 13.
¿Pero por qué
quiso Nostradamus que su obra llegara hasta nosotros. y por que la ocultó
dentro de una criptografía impenetrable para la mayoría de los hombres?
Nostradamus creó un complicadísimo sistema de claves para ocultar un solo
documento, y el hecho de que haya elaborado un sistema tan difícil de descifrar
nos está mostrando la importancia que debe tener ese documento oculto. A mi
juicio se trata del documento profético más formidable en relación con la
catástrofe apocalíptica qué nos espera. La verdadera finalidad de la obra
profética de Nostradamus es anunciar, de acuerdo con el Apocalipsis, el fin de
nuestro período zodiacal de Piscis. Su criptografía encierra seguramente un
mensaje muy importante que la humanidad debe recibir en el curso del próximo
siglo, a través de un personaje que está también profetizado. Este hombre, que
está predicho para el año 2055, es quien seguramente más va a intervenir en la
profecía de Nostradamus, quien la va a aprovechar y la va a realizar. Tendrá
en sus manos la profecía revelada y podrá hacer todo lo posible para que la
humanidad se prepare ante la inminencia de la catástrofe apocalíptica. Me
parece que toda la obra que yo hago al respecto es preparar el terreno para
hacer más fácil este resultado. Los libros que estoy publicando tienen por
objeto hacer llegar a ese futuro personaje la obra original .de Nostradamus en
copia facsimilar.
Haciendo una
evaluación de sus estudios sobre Nostradamus, ¿en qué fase del desciframiento de su obra se encuentra?
Bueno, esto puede verse muy claramente en mi último
libro, el testamento auténtico de ostradamus, que recién ha aparecido este
año en España. Ahí doy cuenta de mis hallazgos a nivel criptográfico,
principalmente. El tema del libro gira alrededor de las dos claves que he
encontrado en su testamento, dos claves numéricas perfectas que sirven para reordenar
su obra. Desde la muerte del profeta han sido muchos los estudiosos y los
comentadores que han intentado descifrar sus versos proféticos, pero a
ninguno se le había ocurrido que en un documento aparentemente insignificante
como es su testamento, estuvieran las claves indispensables no para descifrar,
sino para empezar a descifrar la obra completa. Sin conocer estas claves no es
posible colocar las cuartetas proféticas en el orden exacto que concibió
Nostradamus.
Se sabe que
el tema es bastante difícil, crítico para ser más exactos, y que no puede
exponerse en unas cuantas palabras. Sin embargo. ¿puede resumir el proceso
de este descubrimiento? ¿Cómo fue que llegó a la conclusión de que en el
testamento estaban las claves?
Bueno, no voy a entrar en detalles
criptográficos, pero le diré que el mismo Nostradamus profetizó, con
anticipación de cuatro siglos, el desciframiento de su obra que apenas ahora
se ha iniciado. En el Almanaque para 1567, la cuarteta del mes de jumo dice:
Par le thresor trouvé l'he-ritage du pére. (Por el tesoro encontrada la
herencia del padre.) Este verso profético nos está diciendo que su verdadera
herencia no es su pequeño tesoro, sino su obra profética, y que, por lo tanto,
su mensaje sólo podrá ser encontrado con la ayuda de las cifras de ese tesoro,
confiadas a documentos testamentarios firmados por el notario y los testigos,
y guardados en los archivos oficiales. En la vida real, el pequeño tesoro que
Nostradamus legó a sus herederos desapareció en poco tiempo. César, el último
de sus hijos, murió muy pobre, en 1630. 0 sea que 64 años después de la muerte
de Nostradamus ya no había rastro de los objetos y del dinero que había dejado
a su familia. Felizmente los archivos oficiales salvaron el testamento con la relación
de su pequeño tesoro. En mi libro demuestro que la relación detallada del
tesoro físico, corresponde asombrosamente a la relación exacta de su obra
profética. Quienes han leído algo acerca de las profecías de Nostradamus, saben
que sus comentadores están de acuerdo en que las cuartetas se encuentran fuera
de su lugar. Todos han pensado que debía existir una clave
criptográfica en cierto modo exterior a la obra profética. No me cabe la menor
duda que he encontrado esa clave en el testamento. Nostradamus tenía un
mensaje muy importante para nuestros descendientes y se vio obligado a
ocultarlo para que sólo pudiera ser descubierto cinco siglos más tarde.
Nostradamus creó todas estas dificultades para asegurarse de que su verdadero
mensaje apocalíptico no podría ser descubierto por sus contemporáneos. Temía
con mucha razón a los hombres de su siglo, capaces de descubrir sus anagramas
y las claves del criptograma bajo el que dejaba guardada su profecía. Han sido
muchos los comentadores de Nostradamus, la bibliografía sobre su obra es
abundante. Y es hecho evidente que cada personaje importante de la historia
europea, y cada cambio fundamental de carácter político y religioso ha sido
descubierto en las profecías nostradámicas, a pesar del desorden de sus
cuartetas. Para descubrir todo esto los comentadores no necesitaban hacer un
trabajo criptográfico. Es tal la exactitud filológica de las frases de
Nostradamus, que no es muy difícil descubrir acontecimientos ya realizados.
Ahora bien, yo no pretendo haber encontrado la reordenación definitiva de su
obra; como decía apenas he abierto un camino. Es evidente que hay otras claves
que permitirán una segunda reordenación de las cuartetas proféticas, pero de
una cosa sí estoy seguro: esta segunda reordenación sería imposible sin la
primera que yo he establecido.
¿Cuál es la
fecha que Nostradamus ha fijado para la catástrofe apocalíptica?
Nostradamus
predice una catástrofe cósmica que no será el fin del mundo, pero si el fin de
nuestra era. Nos da la fecha central de esa catástrofe con una aproximación de
diez años, entre 2127 y 2137 de nuestra era. Lo importante de esa fecha es que
coincide con la cronología tradicional. He dedicado todo un libro, Los últimos
días del Apocalipsis, a esta cronología, demostrando que es idéntica en los
números secretos de la Biblia, y en los de la Gran Pirámide, así como también
en los períodos cósmico de los caldeos, los indostanos y los aztecas.
Estudiando por apartado cada una de estas cronologías, he encontrado que todas
coinciden en señalar una fecha aproximada a la de Nostradamus para el fin del
período cósmico en que nos encontramos. Sacando un promedio he precisado que
esa fecha es el año 2137 de esta era. Las profecías y los grandes períodos de
la cronología tradicional coinciden para anunciarnos que nuestra quinta raza o
edad debe sufrir su aniquilamiento por el elemento aire, y que la fecha central
de ese cataclismo
apocalíptico será el año 2137 de nuestra era. En ese momento, después de 1252
años solares, el recorrido del Sol por el signo Piscis terminará igualmente la
Quinta Edad, después de recorrer en 8608 años solares los cuatro signos:
Géminis, Tauro, Aries, Piscis. Ter-minará también-el Kali Yuga de los
indostanos y uno de los grandes períodos caldeas. Estamos, pues, recorriendo
desde 1957, las 180 "semanas" o "años" anteriores a la
catástrofe que señala El Apocalipsis.
Se ha hablado
ya de Nostradamus y de la cronología tradicional expuesta en "Los últimos
días del Apocalipsis". Ahora bien, ¿cómo se conecta todo esto con la sorprendente hipótesis que ha lanzado en "La historia fantástica de un
descubrimiento", su libro más accesible y que mayor difusión ha alcanzado?
Como señalaba, la obra nostradámica se inserta dentro de la cronología
tradicional, heredada y conservada por todos los pueblos de la antigüedad y
que, según he estudiado, es la cronología de cinco humanidades. Cada una de
estas humanidades ha vivido en una edad o período cósmico que siempre termina
con una catástrofe. Nuestra humanidad es la quinta y deberá desaparecer, como
dijimos, en 2137. Ahora bien, lo que yo expongo en la historia fantástica de
un descubrimiento es la comprobación empírica de la cronología tradicional.
Apoyado en pruebas fotográficas irrebatibles, demuestro la existencia de
huellas antiquísimas que nos ha dejado la cuarta humanidad que vivió en el
período cósmico anterior al diluvio. En siete regiones de la Tierra: Perú,
Brasil, México, Egipto, Francia, Inglaterra y Rumania, existen esculturas, de
un estilo desconocido, que la humanidad ha olvidado durante ochenta
siglos.Estos trabajos monumentales fueron realizados in sito, en la roca
natural, y deben contemplarse desde un punto de vista preciso, y cuando el sol
se encuentra en una posición determinada. Estas esculturas corresponden a la
protohistoria, o sea al período anterior al que la ciencia oficial llama
prehistoria. La historia de nuestro descubrimiento, sumada a las pinturas de
las cavernas, a la astronomía anterior al diluvio, a la matemática dexagesimal
y a la semana de siete días. demuestra la existencia de esa humanidad tan
importante como la nuestra. Fue raída de la faz del planeta durante la vida de
Noé, como fue raída durante la vida de Adán una humanidad anterior al final de
la Tercera Edad.
¿Cómo fue que
empezó a encontrar las evidencias de esta humanidad desaparecida?
Bueno, todo
esto empezó con un sueño. No lo tuve yo, sino
Pedro Astete, en 1905. El sueño se relacionaba con un misterioso nombre: Masma.
Astete investigó de inmediato esta palabra y se encontró con que en el
vocabulario quechua esta palabra se refiere a una cueva mortuoria labrada en
una montaña. También averiguó que Masma era el nombre de unas ruinas peruanas y
el nombre del quinto hijo de Ismael, según la Biblia. Siguiendo la
investigación, Astete llegó a conclusiones sorprendentes, pero la evidencia de
que estaba en el camino correcto no se produjo sino hasta que juntos
descubrimos la primera escultura. Todo esto se encuentra relatado en mi libro.
No voy a contarlo porque sería repetir lo que ahí está mucho mejor expresado.
¿No
resultaría poco convincente, desde el punto de vista científico, que un
pretendido descubrimiento arqueológico se haya iniciado con un sueño?
En
efecto, para los científicos esto puede resultar insuficiente como punto de
partida; pero lo que sucede es que en nuestro inconsciente humano ha quedado
profundamente grabada toda la experiencia anterior de la humanidad, la cual
aflora durante el sueño. Esta idea no es mía. En cada uno de los hombres vive
el recuerdo de esta antigua humanidad que esculpió las montañas..Pero me
replicarán: ¿quién puede probar un sueño?.Aunque resulte increíble nosotros lo
hicimos.
Mucha gente
que ha oído hablar de su teoría de las Montañas esculpidas piensa que es
demasiado inverosímil. ¿Cómo explicaría esta reacción?
Para responderle debo
volver a lo que ya dije; esta gente reacciona así porque son universitarios.
En la universidad no les han enseñado lo que yo les digo, por lo tanto no les
puede parecer "verosímil". Los llevas a que vean con sus propios
ojos y dicen: "Esto no es obra del hambre, pudo haberlo hecho la erosión".
¿Pero cómo atribuir a la erosión estas magníficas formas escultóricas? ¿Cómo
va a dibujar y a esculpir la erosión 14 cabezas humanas de cinco razas
diferentes, en una sola roca de 25 metros de altura? Yo descubrí ese monumento
escultórico en el Perú, en la meseta de Marcahuasi, y lo he mostrado al mundo
en miles de fotografías. ¿Cómo va a tallar la erosión la estatua de un hombre,
cuya cabeza esta esculpida de tal manera que tiene cinco miradas diferentes,
según la hora del día, y sobre cuyo cuerpo está esculpido un manto lleno de
símbolos humanos? Hablo de la estatua del Tepozteco que he descubierto en
Tepoztlán, aquí al lado de Cuernavaca. Entre los símbolos que exhibe su mano se
encuentra el número cinco,
diferentes expresiones antropomorfas, y muchas cosas más. ¿Cómo creer que eso
fue hecho por la naturaleza? ¿Cómo es posible que la naturaleza haya cubierto
de esculturas -y esculturas que que tiene un sentido simbólico perfecto- una
montaña, mientras en otras no hay nada? ¿Cómo la naturaleza va a esculpir
figuras en las cimas de los cerros que sólo se pueden ver desde el aire, que
sólo se pueden descubrir por medio de la fotografía aérea? ¿Cómo va hacer eso
la naturaleza? Ahora, si me aseguran que todo eso lo ha hecho la naturaleza,
¡mi descubrimiento vale muchísimo más! Si yo he demostrado la existencia de
todas esas esculturas en siete países distintos, y me comprueban que es la
naturaleza su creadora, mi descubrimiento se vuelve más trascendente, porque
entonces he descubierto una fuerza creadora de la naturaleza que nadie
conocía.
Pero la naturaleza a veces crea formas caprichosas, como en el caso
de las grutas en que las estalactitas y estalagmitas han formado figuras. ¿No seria un caso similar el de las esculturas que usted ha descubierto?
En
primer lugar tenemos que estar seguros si esas figuras de las estalactitas no
han sido trabajadas por el hombre. ¡Y hay muchas que lo han sido!
Principalmente aquellas que muestran formas perfectamente acabadas. En las
grutas se puede demostrar que los antiguos artistas así como han hecho
pintura, han hecho también escultura. Lo raro, lo inexplicable, sería que no
hubieran sido escultores, sabiendo hacer la pintura que han hecho. Los artistas
del Renacimiento lo mismo esculpían que pintaban; llevaban la proporción en el
alma y hacían una arquitectura proporcionada, maravillosa. ¿Por qué el artista
de las cavernas, que ha sido el mejor pintor del planeta, no podía hacer esculturas?
Sólo los universitarios pueden pensar de otra manera. Así pues, en primer
lugar, se ha hecho escultura en las cavernas. En segundo lugar, también es
evidente que ciertas formas naturales, como las formas de las nubes, pueden
parecer esculturas o tener la apariencia de determinadas figuras, sin que eso
impida que aceptemos en ciertos casos la intervención humana. En tercer lugar,
las esculturas de que yo hablo eran esculturas mágicas; en ese remoto pasado el
hombre le preguntaba a la estalactita o a la piedra lo que era, y mejoraba su
forma. No se trataba de hombres que por capricho personal y para agasajar su
personalidad ridícula quisieran hacer de una piedra otra cosa distinta. Más
bien se trataba del hombre unido a la naturaleza que no creía en la simetría.
Era un arte puro, no un arte simétrico. No era el arte de las paralelas y de
los ángulos
rectos, era un arte de los ángulos vivos. Una piedra del sol, como la famosa
Intihuatana que puede verse en Machu Picchu, tallada en la roca viva por la
Cuarta Humanidad, es una escultura que si la cortáramos y la lleváramos a un
concurso de arte ganaría todos los premios. No tiene dos líneas que sean
paralelas ni una sola pulgada que sea recta. Es una piedra viva que recibe la
luz del Sol durante todo el año y no repite nunca la misma sombra. De un
equinoccio a otro, no parece igual. Esta roca, repito, fue tallada por la
humanidad anterior, por los mismos hombres que pintaban las cavernas y
esculpían las montañas. Eran hombres en unión con la naturaleza. Ningún
artista-títere, de esos que hay ahora, podría hacer cosas igual.
Dice usted
que la piedra del sol que se encuentra en Machu Picchu fue tallada por la
humanidad anterior. ¿Supone entonces que toda la ciudad fue construida por
esos mismos escultores de que habla?
No, de ninguna manera. La ciudad la
hicieron los incas, pero ellos construyeron sobre esculturas que habían sido
talladas en la roca natural durante la protohistoria. Toda la labor que yo
estudio fue hecha en la piedra natural, no con piedras transportadas, todo lo
incaico fue realizado de ese modo, transportando piedras. Los incas son de
hoy, apenas empezaron hace nueve siglos, y tardaron sólo 400 años para formar
un imperio. Su herencia cultural es mínima, se pasaron todo el tiempo
guerreando y aumentando en exceso sus dominios. Llegaron hasta Quito.
Culturalmente los incas no hicieron más que copiar algunas cosas de los pueblos
que vencían y que realmente habían tenido una verdadera cultura. Quienes
aceptan que los incas construyeron una cultura auténtica están en un error. En
el Perú se ha hecho un mito alrededor de los incas, un mito que yo estoy
contribuyendo a destruir. Creo que estas son ideas que deben salir a la luz,
que deben conocerse, sobre todo en el Perú.
¿Hay una continuidad
entre su experiencia como poeta y sus estudios?
Es lo mismo. Todo es lo mismo.
El poeta no es más que un místico fracasado, un hombre que quiere despertar,
pero que no ha superado la personalidad y, al no superarla, se queda sin
recorrer el camino espiritual. Por eso la mayoría de los poemas "no
son", uno que otro "es", y los demás no valen nada. ¿Por qué?
Porque los poetas no han despertado completamente, porque no son místicos*
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Daniel Ruzo |