Pedro Romaniuk. — Investigador en el campo de la Física Nuclear, de la Meteorología, Parapsicología y Ciencia Extraterrestre. Escribió cuatro libros sobre los temas arriba mencionados (Escritor SADE 4012). Expuso teorías sobre «Fenómenos Atmosféricos, Sismológicos y Extraterrestres». Dictó con¬ ferencias en radio, televisión, salas públicas y oficiales. Ex-Comandante de línea aérea internacional con más de 11.000 horas de vuelo (vuela desde 1942). Ex-investigador técnico de la Junta de Investigaciones de Accidentes de Aviación de la Fuerza Aérea Argentina. Director General del Instituto Cosmobiofísico de Investigaciones Extraterrestres, Paranormales y Atómicas de la Argentina.
El 30 de diciembre de 1972, a las 22.30 horas aproximadamente, se hallaba sentado el señor V. M. a unos 6 metros de distancia de su ranchito, construido rudimentariamente con chapas y maderas, tomando mate frente a una pequeña fogata luego de haber cenado. A su lado se hallaba acostado un perro mediano de 4 ó 5 años, y una gata que amamantaba a su cría (3 gatitos). Escuchaba una radio a transistores alimentada a pilas, cuando imprevistamente ésta comenzó a fallar. La golpeó varias veces pensando que las pilas podrían haberse aflojado, pero al no poder solucionar el problema, la apagó.
En ese instante oyó un fuerte zumbido, al que describió como el que produce un enjambre de abejas enardecidas, pero más intenso. El zumbido crecía constantemente, y al darse cuenta que provenía de lo alto, levantó la vista y vio una luminosidad que se iba intensificando en toda la zona en forma notable, dentro de la cual podía observar un enorme objeto en forma muy nítida.
Luego de cálculos efectuados durante la reconstrucción de la observación, se estima al objeto como de 20 a 25 metros de diámetro. El Sr. V. lo observó casi encima suyo, mientras permanecía suspendido encima del monte de eucaliptus que rodeaba ese sector, árboles con alturas entre 10 y 12 metros. El aparato emitía chispas por unos tubos que sobresalían unos 25 a 30 centímetros en la parte central inferior, mientras que alrededor del objeto (¿en la parte media?), giraba continuamente un gigantesco aro.
El testigo describe el color del objeto como «rojo-anaranjado hasta bordó». Pudo observar una cabina esférica en la parte central superior, total e intensamente iluminada, en la que había dos grandes ventanillas, delante de una de las cuales se veía una persona. Esta persona, que podía distinguirse solamente de la cintura para arriba, estaba vestida con un traje gris oscuro, compuesto por «rodillos o cilindros unidos entre sí», dando la apariencia de ser un traje inflable como los que utilizan los astronautas (ver Foto 1). La cabeza estaba cubierta con una escafandra, de cuya parte superior salía un tubo que terminaba en una caja que tenía en la espalda. Entretanto, la nave permanecía estacionaria a unos 10/12 metros de altura sobre él. En el momento que el Sr. V. vio al tripulante, una emisión de «chorros de chispas» del lado opuesto al que se encontraba V. M. fue lo que, aparentemente, hizo que la nave se inclinase hacia el testigo, quedando perfectamente visible la cabina iluminada, al tiempo que se observaba un segundo tripulante que miraba por sobre el hombro del primero, ambos con facciones y trajes similares. El rostro de los tripulantes fue descrito como de ojos rasgados, que miraban fijamente y daban sensación de profundidad; la boca era una línea fina, y no recuerda haber visto ni la nariz ni las orejas.
Al quedar inclinado el objeto, el Sr. V. pudo asimismo observar que opuestas a las ventanillas por las que miraban los dos tripulantes, había otras dos, entre las cuales pudo distinguir, según él lo denomina, un banderín; o sea, un estandarte o emblema, de color azul celeste en la parte superior, en la que se destacaba, a la izquierda, un caballito de mar (hipocampo) con una corona en la cabeza, y al costado varios signos o símbolos. La parte inferior del emblema era dorada (ver Foto 2). También advirtió en la cabina un panel alargado con gran cantidad de «instrumentos y relojes», como él los llamó.
Casi de inmediato al inclinarse la nave, partió desde ella un intensísimo rayo de luz que encegueció al testigo haciéndole bajar la vista, y que dio de lleno en la gata madre. Este rayo de luz desapareció tan súbitamente como había aparecido. En seguida el zumbido se intensificó notablemente, los colores del objeto cambiaron al azulado-verdoso, y comenzó a desplazarse hacia adelante, bajando hasta unos 4/6 metros del suelo una vez sobrepasado el monte de eucaliptus. En ese momento el Sr. V. pudo ver que en la parte superior de la cabina también giraba velozmente una especie de rueda. La nave se puso en movimiento hacia el noroeste, donde se encuentra el camino principal y donde existen cables de alta tensión. En el aire quedó un fuerte olor a azufre o árnica que se evaporó unos segundos después. El objeto se perdió tras una loma natural con árboles, siempre a muy baja altura y variando levemente el color a rojizo y verdeazulado.
Toda la observación duró aproximadamente unos 20 segundos. La primera reacción del testigo, Sr. V., al ver al tripulante, no fue de miedo en ningún momento, sino que levantó el brazo con el mate (ver Foto 3), invitando a gritos al tripulante a que bajara a tomar mate con él (esto, antes de ver al segundo tripulante). Debemos recordar que entre la gente de campo, la hospitalidad es una de sus típicas características, ya que aunque apenas disponga de comida para sí misma, cuando alguien llega a su casa, comparte gustosa lo poco que pueda tener. En este caso debemos destacar la completa falta de mala fe del testigo, y también su falta de miedo ante objeto y tripulantes tan extraños. El testigo no posee televisor, apenas sabe leer y escribir, y no tiene acceso tampoco a películas sobre el tema, ya que vive muy pobremente como cuidador de una finca en las afueras de la ciudad. Unánimemente, el concepto del que goza en la zona es el de un hombre humilde y honesto, no afecto a la bebida. Es dueño de una vaca que le da por día dos o tres litros de leche. En todo momento durante los intensos interrogatorios a que fue sometido en diversas oportunidades y por distintas personas, expresó su deseo de no ser objeto de ningún tipo de publicidad.
La reacción de los animales ante la presencia del extraño objeto no fue mayormente anormal, y tampoco han sufrido consecuencias físicas. Solamente es necesario destacar que una vez desaparecido el rayo de luz que surgió de la nave, la gata madre había desaparecido, no así su cría o el perro. A pesar de habérsela buscado durante varios días por distintas personas, contrariamente a la costumbre de un animal con cría, no pudo ser ubicada. Apareció alrededor del 15 de febrero, con señales de varias quemaduras. No se evidenciaron efectos posteriores sobre el perro o los gatitos.
SINTOMATOLOGIA DEL TESTIGO
1. Mientras la nave permanecía estacionada en el aire, el Sr. V. sintió una especie de hormigueo en las piernas, tal como una fuerte vibración. Esta sensación duró hasta el segundo día, o sea, unas 48 horas, habiendo desaparecido totalmente a las 72 horas.
2. Tres o cuatro horas después de su experiencia, el Sr. V. comenzó a sentir fuerte dolor de cabeza que iba desde el centro de la frente hacia ambas sienes, donde sentía constantes latidos. Este dolor fue en aumento, sin que surtieran efecto las aspirinas. Desde el 8.° día en adelante comenzó a disminuir hasta que al 14.° día desapareció totalmente. Al 8.° día el dolor de cabeza también se había extendido hacia la nuca. Al 16 de enero de 1973 ya no sentía dolores.
3. A las 8 ó 9 horas posteriores de su experiencia, el Sr. V. experimentó una fuerte diarrea, que llegó a manifestarse hasta 8 veces por día. Lamentablemente, el testigo no controló si la diarrea era sanguinolenta o no. Este síntoma se prolongó hasta el octavo día, en que logró finalmente superarlo tomando cuatro tabletas juntas de «Estreptocarbocaftiazol».
4. Conjuntamente con el síntoma anterior y durante similar período de tiempo tuvo fuertes náuseas con algunos vómitos, que desaparecieron al cuarto día.
5. Al 1 6 de enero de 1973, el Sr. V. observó una anormal caída del cabello, ya que de un tirón arrancó 170/200 cabellos en varias oportunidades. Esto fue constatado por el suscripto, como también el hecho que el testigo pese a sus 73 años, tenía una abundante cabellera.
6. Desde el 14.° día en adelante aparecieron en la nuca del testigo varios granos rojos con fuerte picazón que le obligaban a rascarse continuamente. El 16 de enero, el suscripto contaba unos 10 puntos rojos hinchados.
7. Posteriormente a su experiencia, el Sr. V. tuvo enormes dificultades para hablar, y fue comprobado por muchas personas, como también por el suscripto durante su investigación, aunque cuando la dificultad ya casi había desaparecido.
8. También, posteriormente a su observación, el Sr. V. observó que de ambos ojos, que lagrimeaban, aparecían, conjuntamente con las lágrimas, unos «finísimos hilos», de diámetros similares a los de un cabello y longitudes de hasta tres centímetros. Al quinto día este síntoma desapareció totalmente.
RASTROS Y CONSECUENCIAS DEJADOS POR EL OBJETO
El sector en que fue vista la nave está rodeado de altos eucaliptus de 10 a 12 metros de altura. La mayoría de las copas de estos árboles se hallaban chamuscadas y quemadas, apareciendo algunas ramas totalmente carbonizadas. Varias ramas fueron arrancadas y remitidas a la Comisión Nacional de Energía Atómica. En dicha Comisión se expidió un informe posterior verbal, sin que lográramos obtener de la misma una confirmación por escrito, que indicara que de acuerdo al análisis efectuado en el material presentado hay total ausencia de radioactividad.
Otro efecto atribuible a la presencia de la nave fue la falla que el Sr. V. observó en su radio a transistores. Dado que generalmente la presencia de objetos voladores no identificados produce fallas en circuitos eléctricos, pero no en los alimentados a baterías (pilas), sería interesante que otros investigadores nos hicieran llegar información acerca de otros casos en los que fallaron aparatos a pilas.
Otra posible (aunque a la fecha no confirmada) consecuencia de la aparición de este objeto puede ser la noticia que hace unos días ha llegado a nuestro poder, que indica que en un pequeño riacho cercano al lugar del sub- contacto aparecieron cantidades de bagres muertos. Lo notable de este hecho es que al día siguiente de ser recogidos y colocados en una heladera, los peces adquirieron un color rojizo oscuro. Hemos solicitado que cinco de estos peces fueran remitidos al Instituto de Bromatología de La Plata para su análisis. Oportunamente informaremos acerca de los resultados.
ANALISIS Y CONCLUSIONES EN RELACION CON LOS SINTOMAS Y RASTROS FISICOS ANTERIORMENTE DETALLADOS
1. « Hormigueo »: la sensación de hormigueo o vibración descrita por el testigo es signo evidente de haber estado recibiendo algún tipo de descarga, ya sea eléctrica, nética o radiación, no necesariamente radioactiva. En este caso descartamos que haya existido emisión radioactiva, no sólo debido al informe negativo de la Comisión Nacional de Energía Atómica, sino también en vista de los síntomas experimentados por el testigo (que claramente evidencian absorción de radiación, en este caso de naturaleza desconocida), en gran parte similares a las consecuencias que sufren quienes han estado sometidos a radioactividad, del hecho de seguir con vida a los 45 días posteriores, y el de haber observado las personas del lugar que actualmente su salud ha mejorado notablemente al punto de poder levantar y transportar pesos que antes le eran prácticamente imposibles. Además, los animales que le acompañaban se hallan perfectamente, excepto la gata madre, que se repone lentamente de sus quemaduras, que presenta en el lomo, y que se tornó sumamente nerviosa.
2. «Dolor de cabeza»: se ha manifestado en muchos casos en que los testigos han estado expuestos a la influencia directa (contacto) o indirecta (sub-contacto) de las radiaciones emitidas por los objetos. Además, es un síntoma clásico comprobado por médicos y parapsicólogos, que se produce en oportunidades como paso previo a la apertura de condiciones de percepción extrasensorial. El que suscribe está en condiciones de presentar varios casos de personas que sufrieron síntomas similares (sin haber tenido una observación de OVNI o contacto), que al desaparecer dieron lugar a la manifestación de condiciones psi.
3. «Diarrea»: es otro de los síntomas que son mencionados en muchas oportunidades por los testigos, como una de las consecuencias de haber estado sometidos a «campos vibracionales» más intensos, tales como los que rodean a las naves extraterrestres.
4. «Vómitos»: ver punto 3.
5. «Caída del cabello»: es un síntoma caracterizado entre los muchos producidos por absorción de radiación.
6. «Pequeñas pústulas rojas puriginosas»: también es un síntoma frecuentemente mencionado por los testigos que han estado en las proximidades de objetos voladores.
7. «Trabazón de la lengua»: es un síntoma que no es comúnmente mencionado por testigos. En este caso ha sido corroborado por numerosas personas, inclusive por el suscripto durante su investigación, aunque para esa fecha (enero 16, 1973) su intensidad ya era marcadamente menor.
8. «Lagrimeo de los ojos»: es otro síntoma también frecuentemente denunciado por testigos, luego de haber estado cerca, o simplemente de haber observado, la fuerte luminosidad que emiten los objetos.
El testigo, Sr. V. fue interrogado en más de 60 oportunidades por diversas personas, entre las cuales figuran médicos, ingenieros, un secretario del gobierno, autoridades policiales, cuyos nombres figuran en carpeta, pero que han solicitado no sean dados a publicidad. El suscripto sometió al testigo a hipnosis profunda, oportunidad en la que no se produjeron cambios ni contradicciones con lo testimoniado por el Sr. V. antes de la hipnosis. Es de destacar que durante dos días después de haber sometido al Sr. V. a hipnosis, el suscripto cayó en cama debido a una total falta de fuerzas, sufriendo náuseas, vómitos y diarrea sanguinolenta. Al someter a una persona a hip¬ nosis, es común que el hipnotizador (o sea la persona que «cierre el circuito») absorba a su vez parte de cualquier problema que pueda estar sufriendo el sujeto. En cambio, las molestias que sufrieron cuatro personas que interrogaron al Sr. V. durante su estado normal, se redujeron solamente a dolores en las articulaciones.
A pesar de sus 73 años, el estado mental del testigo es totalmente lúcido. Los detalles del sub-contacto, como la descripción de los tripulantes y los símbolos del estandarte fueron repetidos en más de 60 oportunidades sin incurrir en contradicciones. Los interrogatorios se llevaron a cabo a lo largo de varios días, y siempre primó la espontaneidad, la seguridad y la inmediata respuesta a cada pregunta formulada. Los hechos aparecían en la mente del testigo como «grabados», y tanta exactitud desconcertó por momentos a los investigadores, sobre todo considerando que toda la observación duró solamente 20 segundos.
Podríamos considerar la posibilidad que el Sr. V. haya sido objeto de una proyección mental que haya sido el motivo de la retención de tantos detalles, y de que su testimonio aparezca como grabado en su sub-consciente. Quizás el rayo de luz que surgió del objeto haya tenido influencia en esto. Debemos recordar que actualmente en la Unión Soviética se están emitiendo hacia puntos de la Siberia Artica (a más de 5.000 km) impulsos de rayos láser que en fracciones de milésimas de segundo conducen a esa distancia páginas completas de periódicos o libros, imprimiéndolas en destino sin errores.
En consecuencia, de acuerdo con los análisis y comprobaciones llevados a cabo en el lugar de la observación tanto sobre el testigo como sobre los demás elementos, el suscripto acepta plenamente la existencia del sub-contacto, asumiendo la responsabilidad con su firma. En un breve plazo se efectuará una nueva visita al testigo para seguir controlando su evolución, y oportunamente se emitirá un informe adicional.
POST-SCRIPTUM
En la visita efectuada por el señor Pedro Romaniuk al señor V.M. entre el 19 y el 21 de febrero de 1973, se ha podido comprobar lo siguiente.
TESTIGO
Aproximadamente desde el 10 de febrero, el testigo siente que en la encía derecha superior (mirando de frente), empiezan a cortar nuevos dientes. Se comprueba la aparición de cuatro nuevas unidades dentarias, dos dientes y dos molares que a la fecha de la visita ya tenían de dos a tres milímetros de largo.
Se ha constatado a nivel científico una sintomatología de orden parapsicológico que comienza a manifestarse exactamente a los 45 días del sub-contacto. Aquellos investigadores interesados en obtener detalles sobre este fenómeno paranormal desarrollado luego de la experiencia, rogamos se dirijan por carta al señor Pedro Romaniuk Casilla de Correo 9, Morón (Pcia. Bs. As.), o a la Srta. Jane Thomas, Casilla de Correo 4709, Correo Central. Buenos Aires, Argentina.
LA GATA
Como indicáramos en la primera parte del informe, apareció el 1 6 de febrero, con quemaduras y chamuscaduras varias en el lomo. Su comportamiento se tornó sumamente arisco y se encontraba nerviosa, buscando esconderse y no se acerca al lugar de la observación. Luego de muchas tentativas se logró dormirla en brazos del suscripto, y una vez en ese estado, la llevó al lugar del sub-contacto, donde se despertó imprevistamente y escapó, rasguñándolo. Asimismo evita a sus tres crías.
PECES MUERTOS
Aún no se ha recibido el informe de Bromatología. El riacho donde aparecieron los peces muertos es de aguas potables. A pesar de tener entre 2 y 3 metros de ancho y aprox. 50 a 60 centímetros de profundidad, su caudal es cristalino y con correntada de regular a fuerte. No han vuelto a aparecer peces muertos después del primer hallazgo.
FINAL
Deseamos destacar que en esta segunda visita, tanto el testigo como las personas intervinientes en la investigación reiteraron su deseo que no se dé a conocer sus nombres, solicitando también que se mantenga de incógnito el lugar de la observación. Consideran que esta es la manera más efectiva de evitar una «invasión en masa» de periodistas y curiosos.
Pedro Romaniuk
Este artículo se publicó en la revista española Stendek año 4 n°12 Marzo 1973