viernes, 23 de septiembre de 2016

LA CONTROVERSIA SOBRE NAZCA: ¿OVNIPUERTO O CALENDARIO?

-Y esta piedra, ¿qué evoca para usted?
 El hombre interrogado toma el guijarro entre sus manos, lo sopesa, se concentra y luego dice:
 -Veo una gran meseta desértica, situada a mucha altura. A su alrededor, solo hay montañas; hay un mar o un océano cercano. En ella hay cavadas una especie de líneas que se entrecruzan. Sobre ellas evolucionan cohetes. Algunos descienden del cielo, otros suben hacia él. 
 El individuo se calla. Su nombre es Raymond Réant y es uno de los psíquicos más destacados del instituto Metafísico de París. Siempre igual: a partir de un objeto anónimo, hasta entonces completamente desconocido para él, se deja llevar por una "memoria". Dicho en otras palabras, merced a ese objeto, él reconstruye sus alrededores y su historia.
 Réant prosigue:
 -Estos aparatos, que no tienen rueda, circulan sobre esas líneas y las sobrevuelan a unos 20 centímetros de altura. Solo se ve una abertura en esas naves y está situada en su capa posterior. No muy lejos se levanta una ciudad, una enorme construcción parabólica, así como muchas más. Todas son de piedras talladas y de dimensiones gigantescas. Su arquitectura es extraña. He aquí que un cohete se aproxima a mí. De él salen varios seres. Parecen hombres, pero muy corpulentos y sus orejas son mucho más largas que las nuestras. Llevan una especie de traje espacial, pero no casco. Algunos hombres, exactamente iguales a nosotros rodean a los recién llegados, parecen de raza india.
 El médium, agotado, se queda en silencio.
 ¿De dónde proviene la misteriosa piedra? Todos los asistentes al instituto Metafísico se hacen la pregunta. Hasta que el hombre que llevó a Raymond Réant a la reunión toma la palabra.
 -Traje esta piedra de la meseta de Nazca, Perú…
 Un murmullo se eleva. Todos conocen Nazca, esta alta meseta de Los Andes, donde efectivamente se han encontrado huellas rectilíneas de algunos metros de ancho y varios kilómetros de largo que se entrecruzan hasta perderse de vista.
 A veces forman sorprendentes dibujos de animales, tan desmesurados que solo se pueden identificar desde un avión.
 Los indígenas del altiplano hablan de una leyenda según la cual misteriosos “dioses blancos”  habrían trazados estas verdaderas pistas de aterrizaje en la arena, dioses blancos que habrían venido a colonizar la Tierra siglos atrás. Estas pistas de Nazca plantean un enigma a todos los arqueólogos dese hace muchos años. Hasta ahora, aún se ignora la verdad.
 La hipótesis más avanzada –aunque lógicamente rechazada por la ciencia “oficial”-, es que estas gigantescas pistas eran en realidad terreno de aterrizaje para aparatos interplanetarios en los que seres de otros mundos habitados del universo vinieron a visitar a los hombres. Ellos serian el origen de la leyenda de los “dioses blancos”. Desgraciadamente, nadie ha podido hasta ahora dar una prueba fehaciente de esta hipótesis. Y es por ello que la visión de Raymond Réant adquiere caracteres realmente impresionantes. Si efectivamente este guijarro puede expresarse por la voz de un médium, tenemos por fin la prueba de que seres venidos de otras galaxias aterrizaron en este ovnipuerto, en determinado momento de nuestra historia.  

Este artículo fue publicado en la revista mexicana Duda (n° 457, Abril de 1980)

A pesar de los numerosos estudios que se les han hecho, las figuras de Nazca continúan siendo un enigma insondable
Raymond Réant (1928-1997)

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